viernes, 22 de mayo de 2009

Electrodomesticos

No es porque yo sea aficionada a la ciencia ficción, que lo soy y a mucha honra, sino porque hay que contar las cosas como son y no huir de la realidad. Pues la realidad es que en mi casa se está produciendo una rebelión. Los electrodomésticos. En mi vida independiente, es decir desde que salí de la casa de mis padres hace ya muchos años, tantos que prefiero no recordar cuantos para que no me de un ataque de pánico, hubo muchos cambios en mi vida. En el transcurso de estas décadas, la verdad es que fuimos un poco destructivos. Estamos en la cuarta casa; las otras que conste que no rompieron, a una de ellas se le cayó el tejado, pero nosotros no adoptamos a las termitas que se comieron las vigas, por lo que no somos responsables. También vamos por el cuarto sofá y por el quinto colchón. Lo de los colchones es muy gracioso. Dicen que hay que cambiarlo cada diez años, pues es mentira. Es como todos las estadísticas, hay quien cumple las bodas de oro en el mismo colchón y por el contrario quien todavía no llegó a las de plata y lleva cinco. Lo que no sé es por que nunca me toca la parte del ahorro, porque son carísimos y como son cada vez mas grandes las parejas se distancian más, porque vamos, ¿quien se encuentra en un king size? Que es algo que nunca entenderé. Te vas de viaje romántico con tu pareja, reservas en un hotel de lujo, con unos albornoces que no deseas ponerte otra cosa en todo el fin de semana, con una ducha que te hace pensar en todo menos en la higiene y resulta que la cama es descomunal. Que no tiene mucho sentido, la verdad, que te pierdes entre tantos metros cuadrados de edredones y almohadas y cuando te das cuenta estás estornudando, porque eres alérgico a la pluma, que en tu casa usas el nórdico acrícilo por algo. Los coches, ahora toca los coches. Siempre nos duraron bastante, pero no es por otra cosa que por falta de dinero, que si por mi fuera, el que tengo ahora volaría hacia la luna sin necesidad de la NASA, porque por la antigüedad lo pudo utilizar Julio Verne para su Viaje a la Luna. Al que añoro es a mi pandita rojo, con aquellos asientos de golf que, como eran grandes, no se podían mover porque estaban soldados, con el techo solar que tenía goteras. No se porque Juan se empeñó en que tenía que deshacerme de él, porque al fin y al cabo yo ya estaba acostumbrada a que no frenase y bueno, algo tendrá que ver que mi calle se llame A Costa, para que la gente temblara cuando subía a él. A lo largo de todos estos años, hubo muchos bienes de consumo que necesitamos reponer. Cocinas, por ejemplo, creo que llevo tres, más la de algún piso alquilado. Es verdad, ya no recordaba aquella que cada vez que la encendías te cogías un colocón de mucho cuidado. Por el gas, perdía gas y por supuesto era peligrosa. Me compré otra con el horno eléctrico. Fue mi primer horno eléctrico y una trampa mortal para aquel pobre ratoncillo que vivió con nosotros seis meses. No voy a contar lo que le pasó, porque me alargaría mucho, pero nosotros no fuimos culpables de nada. Por cierto, en uno de los sofás que cambiamos había hecho un nido, justo en el sitio dónde me sentaba yo. Y las cafeteras, tropecientas debemos llevar. Cierto que como mínimo hago dos cafeteras al día, porque sí, porque me gusta el café y me gusta recién hecho. Conocí a un señor que estaba internado en un psiquiátrico, cuando los sanatorios mentales eran manicomios. Bueno, yo no lo conocí, pero qué más da, me lo contó una señora que iba a ver a otra y el buen hombre le dio un sabio consejo: tómese siempre el café recién hecho y muy caliente, que yo estoy aquí por haberme tomado un café tibio. Pues por lo que pueda pasar yo le hago caso. Sin embargo, mira, la tostadora tiene como unos diez años y ahí está ella, tan guapetona como al principio. Sin embargo el otro día me dio un susto y la reemplacé. Pero la nueva que compré, será porque me costó diez €, ya está fallando, que al segundo tostamiento se atascó y al tercero le cayó uno de los filamentos de tostar. Pero yo quería hablar de la rebelión de los electrodomésticos en mi casa, lo que no sé es por que quería contar eso, ni a que me podía referir cuando escribí semejante tontería. ¿Será que el café de esta mañana no estaba lo caliente que debería?

13 comentarios:

Caaal dijo...

Sí, mujer, sí; tú culpa al café, que no puede defenderse... ¡¡Que rompes cosas!! ¡¡Asúmelo!! Nuestro micro ahí está, dándolo todo, pese a los deseos de mi madre de que casque, está más fresco que una rosa y si no tiene 10 años no tiene ninguno. No sabes cuidar a los pobres enseres del hogar... normal que se quejen. XD

JM Beltrán dijo...

Por lo menos lo que se te estropea son los electrodomésticos; los gatos y demás bichos vivientes (salvo el caso ratón-horneado, que aún está por investigar) parecen que sobreviven muy bien con tus cuidados.
Yo hace tiempo que desistí de cuidar nada vivo, los cacharros sin embargo si me duran bastante, ... ¿seré un robot y no lo sé?
Me ha gustado lo del panda :D yo hecho de menos a mi 127 rojo. Le toma uno un cariñó a estos pequeñajos rojillos.

Blaconcia dijo...

Me olvidaba de los micro...llevo tres. Eres mala, mala de verdad, vamos, que voy a contar cuando me rompisteis tu hermana y tú aquella cama nido, por comer donuts como cerditas xDDD

Blaconcia dijo...

Anda JM, que no salía tu comentario hace un segundo!!Para saber si eres un robot, lo mejor es cortarse un brazo y ver si sale sangre ;)

Caaal dijo...

@blaconcia: la cama nido era, simplemete, MUERTE. ¡Como se nota que nunca dormiste en ella! Era impracticable. La de ahora tiene un agujero en medio por el que igual me sale el Monstruo de los Colchones un día (esto va por Juan), pero se duerme mejor que en la otra, lo cual demuestra que la de antes no era ni un poco buena.

@jm beltrán: Blaconcia cuida mucho a los bichos (¿¿más que a sus sobrinas??), pero la verdad es que suelen morirse antes de tiempo... eso sí, por extrañas enfermedades que no tienen que ver con los cuidados, así que ahora gatos ajenos (porque es demasiado buena), lora heredada y nada más. Que ya basta de sufrir. Yo quiero que se compre una oveja, pero no me hace caso...

Starkie dijo...

@Caaal: yo voto por la idea de la oveja, son unos seres adorables...

@JMB: no eres un robot, es que normalmente un electrodoméstico no requiere de tantos ciudados como un ser vivo (y ojo, que he dicho "normalmente").

Y con esto del café tibio....puedo desmentirlo totalmente, yo me lo tomo tibio y estoy muy cuerda (ojito con los comentarios a esta última frase, que no me responsabilizo de un transtorno mental transitorio...)

Caaal dijo...

Sí, Starkie está total y absolutamente cuerda. Sin discusión. La pistola con la apunta a mi cabeza en estos momentos simplemente REFUERZA su cordura, como aquello de "esto son los tanques del estado de derecho" pero más guay. Y más cuerdo.

Blaconcia dijo...

Si claro, adorables las ovejas, cómo tú, Starkie, con la única con la que tratas en con Ove, pues así cualquiera. La oveja terminaría durmiendo en el sofá rojo del salón y me niego, que es un futón y no se puede lavar.

JM Beltrán dijo...

Blaconcia, sangrar sangro, ya está comprobado. Ahora bien, podría ser un replicante, o un puñetero Zilon, de esos que no saben que lo son :D
Incluso si fuese un Terminator sangraría. Necesito alguna otra prueba.

Y hablando de ovejas ¿sueñan los androides con ovejas eléctricas?

Creo que he gando un frikipunto con tanta referencia ¿no?

Blaconcia dijo...

Bueno, JM, yo diría que ya casi tienes dos. Se me ocurre otra prueba, las tres leyes. Si las incumples no eres un robot, pero tampoco muy buena persona :(

JM Beltrán dijo...

jajaja, es cierto, las tres leyes de la robótica de Asimov son practicamente un tratado ético que si los humanos cumpliésemos más a menudo el mundo sería un sitio muuuucho mejor.

Starkie dijo...

La Ove también cuenta, para eso se adueña hasta de un espacio en internet...

Blaconcia dijo...

Ya, pero la Ove es una oveja humanizada, por lo que será limpia y nodejará cacas redondas por la casa.