Cada uno lleva su cruz o le cuelgan un sambenito. A mi me colgaron el de destructora de teléfonos (un chico muy educado de movistar, por cierto). Y va a ser verdad. Tuve varios a lo largo de mi vida de usuaria de móviles. El primero era no se de que marca, por supuesto de tapa. Como era inevitable me pasaba el día entero jugando yo sola, claro, a "comandante Spock, aquí Kirk". No todo el mundo tenía móvil y eso que no fui de las que tuvieron teléfono en el coche, porque de aquella todavía no éramos una pareja gay hetero. Pero si lo compramos pronto. El teléfono trekkie duró dos días, se estropeó por alguna razón que no recuerdo. Creo que los siguientes fueron unos nokia, aunque no se si hubo otro por el medio. Compramos dos enormes nokia, preciosos y decían que pequeños. Cada uno el suyo. En aquellos tiempos se compraba uno para la unidad familiar. Ya apuntábamos maneras. Eran tan buenos que cuando cambiamos,uno se lo vendí a mi hermana y el otro a mi cuñada. Pero me sentí cutre y a mi cuñada no se lo cobré y a mi hermana le devolví el dinero. Me pierdo en los siguientes. Se que tuvimos unos que parecían de primera comunión y por fin volví a los de tapa. Uno precioso, muy mono y muy cómodo, que me lo ponía en el hombro y podía hablar horas mientras barría, cocinaba y trabajaba. No se lo que pudo pasar pero mientras hablaba un día sentí un ruido extraño y que se me caían cosas de la oreja. Audífono de momento no tengo y el cerebro se pierde por un hombre, por unos zapatos o por un hombre ¿ya lo dije? pero no se cae a trozos.El móvil se había desintegrado. El de la tienda, ese chico tan amable, me dijo que en su vida había visto cosa igual. Me quedé con uno que mi madre no usaba, igualito al mío pero rojo. Yo muy contenta, porque excepto por ese percance el teléfono iba muy bien. Pero una noche creí estar en una nave espacial, por lo menos. De repente empezaron a verse destellos en la habitación. El móvil rojo se había vuelto loco y no paraba de emitir luces. Pues otro que se estropeaba. Ya era un poco vergonzoso. Me fui toda dispuesta a comprar uno nuevo. Precioso, planito, ligero, fácil de entender. No tenía tapa, pero si cámara y blutú. Lo puse a cargar esa noche, pero a la mañana siguiente ni un ápice había cargado. Hablar con la de la tienda, que no era el chico tan amable, devolver el teléfono y empezar de nuevo. Por fin conseguí uno igual al de las luces, después de que me aseguraran que no volvería a pasar. Esto fue en noviembre pasado. Feliz con el "parato". Era la envidia de todo el mundo mayor de treinta y cinco." Que poco ocupa, que diseño tan bonito, que fácil de usar". "Pues me lo dieron gratis por los puntos". "El próximo como éste, que me encanta."La verdad que feliz y contenta. Pero como suele pasar no hay nada eterno, la cara se cae con el tiempo, los hombres sacan panza y los teléfonos deciden que ya se agotó su tiempo. Estaba tan feliz y relajada en mi playita mañanera, paseando, leyendo, sin gente alrededor, cuando decidí cambiarme de sitio. Estaría mejor en aquella peña, cual sirena(ojo, no ballena)varada, con mi novela en la mano y mis pies a remojo. Cogí mi bolsa nueva llena de orgullo, tan cómoda ella, llena de bolsillos, los de dentro para el bronceador de la cara (a partir de los cuarenta hay que tener uno para la cara y escote), para el boli anti fanecas, para la cartera de los imprevistos. El de fuera con cremallera, para el móvil y las llaves del coche. Con cremallera, que como su nombre indica se abre y se cierra y si no lo indica lo hago yo. Con la bolsa en la mano, los crocs (si tuvieran tacón me sentiría como Carrie en sexo en Nueva York, corriendo con sus sandalias de Prada detrás de un perro. Tengo toda la serie, por supuesto) el libro y las gafas de cerca, me fui hasta la peña. El movimiento es muy sencillo, levantas los brazos para depositar todos los lotes. Al hacerlo, la bolsa nueva se retuerce y algo cae. No son los zuecos que son sumergibles, ni las gafas, que también lo son. Ni la toalla que se pone a secar y listo. ¿Qué es lo único que no pude tener contacto con el agua salada y mucho menos darse un baño de inmersión? La cara de tonta que se me puso es indescriptible, sobre todo porque no tenía espejo y no podía verla. No lloré porque reservo mis lágrimas , que como los folículos ováricos (estoy en la edad en que los aprecio mas que nada), tienen un número limitado y si lloras por tonterías después tus lágrimas no impresionan. Le hice primeros auxilios repetidas veces. Los continué en casa y por unas horas revivió. Pero no sobrevivió la noche. Ahora me encuentro con el teléfono mas cutre del mundo, sin cámara ni el blutú de mis amores, que me llaman cuando llevo el coche, sin nada de nada. Pero...hoy me llegó una carta de movistar en que me ofrecen el iphone. En noviembre se acaba mi contrato de permanencia, tengo los puntos a mi disposición, es mi cumpleaños... creo que seríamos felices juntos y ya se sabe, nada dura para siempre, excepto las cartucheras si no te haces una lipo.