Lisboa, qué decir de Lisboa, cuando los fotógrafos del grupo ya hicieron miles de fotos. No voy a hacer un relato pormenorizado de las excelencias de Portugal, porque para eso ya tenemos a Saramago que tiene mejor verbo que el mío y el secreto para un matrimonio duradero. Dos cuartos de baño. Qué razón tiene. Dicen que el amor se acaba en el matrimonio. Es mentira, el amor se entierra a tres metros, al compartir baño, dormitorio para dormir, cocina, sala de estar...y según qué estancias, si tienes una mansión o un pisito de los de la ministra. Pensándolo bien, si es un pisito mínimo, con entrar por la puerta ya se produce el entierro. Pues sí, que ultimamente tengo tendencia a la dispersión y aunque tantos años de vida en pareja con el mismo señor, aunque antes era un chico, que vamos, me iba yo a casar con un señor, me autorizan para hablar de tan arduo tema, creo que será mejor que vuelva a Portugal. Lisboa, que bello anuncio el de las botas Clarks, que me las probé y son una monada, lo que pasa que con los pantalones no se ve la hebilla de pirata y como no estoy en edad de leggins y los pitillos con el culo gordo no quedan bien, pues no me las pude comprar. No quise decir que tenga el culo gordo, que una no anda por el mundo comentando sus defectos, pero que no, que el pitillo no es el pantalón que más me favorece, que con el trabajo que me costó dejar el tabaco, voy yo a caer en esas tentaciones. Pues si, en el sitio del anuncio estuvimos, allí arriba, agotados por cierto de tanto andar, porque si en Roma anduvimos en Lisboa ni te cuento, que a mi cuñado le dio un punto de locura y se lanzó como un poseso por una carretera al infinito. Lisboa, bella ciudad de fados y tranvías. Qué hotelazo teníamos. Reservamos, naturalmente, tres habitaciones. Por un problema del hotel nos encontramos con dos suites por el morro y una habitación normal. La razón de por qué las suites fueron a la famila de Volty la desconozco, pero no me importó porque la nuestra era preciosísima ¿pero y si no lo fuese? Ir con esta gente de viaje es seguir la ley de la jungla, hay que andar con mucho cuidado, aunque en Roma anduvimos espabilados y pillamos la habitación mas grande, aunque resultó que el aparato de aire acondicionado era viejo y apenas funcionaba. Pues si, Lisboa, que bella es Lisboa. Se come bien en Portugal, pero no se, ultimamente no acabo de encontrarle el punto a las comidas portuguesas, no se, como que están un poco grasientas. Recuerdo aquella taberna de Lisboa, en que desesperados por el hambre de algunos, nos metieron a la fuerza. Fue muy barato, pero todo sabía igual. Las croquetas, el arroz, había un chino o una china, no se sabía bien, que era el que cocinaba, y que nos daba el bacalao a la portuguesa con salsa de soja y las tripas con rollitos primavera. Bello país Portugal, país de contrastes. Ahh, que la cena de fin de año fue en un bufett alemán y Caaal bailó una conga.
Cronomaga Rauyen
Hace 8 años